lunes, 2 de diciembre de 2019

EL GENERAL MORAZAN MARCHA A BATALLAR DESDE LA MUERTE

 

 Autor: Julio Escoto  
Profesor universitario de literatura hispanoamericana, editor y escritor.

El General Francisco Morazán, presidente de la Federación Centroamericana, jefe de Estado en Honduras, El Salvador y Costa Rica: sus ideas unionistas aún despiertan polémica. En esta novela con datos que certificaron cinco historiadores Julio Escoto ofrece una visión nostálgica del héroe, quien en los tres minutos que dura morir recuerda su agitada existencia, mucho más civilista que militar.


 PARTE I:    


Inicialmente hubo un como ruido de cataclismo, como si doscientos de sus dragones de a caballo se despeñaran en los abismos de Quetzaltenango o, Finalmente, como si el mar rebosara su estrecha fuente de plata y arena y Desbordara los límites de su contenida navegación.

Luego, la primera imagen que saltó a la mente del General hondureño José Francisco Morazán Quesada fue la intensa muchedumbre que se había congregado a las cinca de la tarde frente al portón de la casa de gobierno y que lo Había visto dirigirse a la tapia de la plaza de armas con la frente en alto, su levita mustia y trasnochada, solitario en el camino de la muerte como si únicamente lo acompañará la sombra de su propio destino o lo aguardara allí la última esperanza de la salvación. Página 19



El general salvadoreño Vicente Villaseñor estaba allí con él, en realidad un poco antes que el en este extraño espacio cargado de electricidad y vaporoso en que acababa de penetrar. Pensó si esta sería la muerte, pues sólo la muerte tendría la posibilidad de procurarle el reposo en que ahora sentía que se empantanaba y que le había faltado en el tumultuoso derrumbe de sus últimos dos años de vida centro-Americana.

El General Morazán pensaba que moría. Este desorden arenoso en que se le desmoronaba la mente, ese desperdigamiento de sensaciones como si se le fugara la memoria en el remolino caliente de una bala de 24, aquel caer y flotar a la vez sin hostilidad y sin dolor eran sus células que desfallecían y se apretaban una otras comunicándose el último resto de oxigeno del cerebro, reacias a desaparecer, urgidas de traspasarse la conciencia de las cosas que habían guardado y acumulado antes de doblarse sobre sí mismas y arrugarse y marchitarse ya sin esperanza de redención. Página 20

Morazán comprendía que moría y que esa suspensión en que parecía sobre nadar ya sin presunción y sin apuro  solamente la necesidad del tránsito, el vértice inasible de la fractura, la póstuma eclosión del tallo que se rompe y se desencadena antes de desprenderse de la flor.



Morazán sabía que moría. Extrañamente, podía contemplarse a sí mismo doblado inconexa mente sobre la calle junto a Villaseñor, el que había caído con una bota alzada sobre el banquillo de ejecución. Podía ver en su cuerpo las cicatrices que le había dejado un tiro al brazo durante la batalla de El Espíritu Santo, en El Salvador el seis de Abril de 1839, y la otra que le habían inferido en el rostro los costarricenses. Página 21


Pero espiritualmente, en cambio, podía sentirse satisfecho: dejaba un ejemplo de entrega, había mostrado con su holocausto personal que se arriba a la tierra para luchar contra todas las adversidades por un ideal, y que sólo dándose a los otros se descubren los caminos que aproximan el ánima al círculo de la perfección.

Descubría ahora una singularidad de su pasión terrena: apenas si había conocido los límites del miedo, jamás se había en agusanado con la rigidez del terror. Los enemigos de su tránsito vital, así como aquellos que bien lo habían amado, debían reconocer que su única preocupación habían sido los frutos de la solidaridad. Página 23

Había también en este desfallecimiento de su carne y la asunción del espíritu esos otros rostros jóvenes de piedra y malicia con que las vivanderas seguían,hijos y petate a la espalda, el amor de sus hombres en el trajinar eterno que fue la lucha por la unidad en Centroamérica de 1826 a 1842. Y entre todos esos rasgos que iban apagándose poco a poco en el recuerdo y renaciendo en la vertiginosidad del tiempo que se contra, sobresalía también el semblante inocente honorable de José 'Trinidad Cabañas, el más valiente y devoto de sus capitanes y uno de los más desafortunados en batalla. Pagina 26

Ahora puedo ver, desde esta esquina de mi inconcluso suplicio, la transformación que me produjeron esos tempranos momentos. Fue por aquellos libros entonces prohibidos que nació en mí el ardor de la llama de la libertad. El régimen español considerábamos indignos de la inteligencia de sus vasallos y la iglesia desde los púlpitos los anatematizaba. Percibo ahora  ha sido por siempre la historia de la humanidad: el encuentro violento entre el espíritu que se alza y la fuera que lo aplaca, entre la fresca idea que nace para abrirse paso en la eclosión social de su naturaleza solicitada y la de los poderes que pugnan por dominarle y matarla. Página 30

Libres Honduras y San Salvador de la amenaza del Presidente Arce, acepté la invitación para pasar a la capital de este Estado en Octubre de 1828, no sin solicitar antes por oficio que se eliminaran homenajes victoriosos a mi persona,que no creí necesarios.

Pero aun así, no pude impedir verme aclamado ven medio de mi ejército por aquel pueblo heroico que había resistido tantos días el sitio de tan grandes fuerzas guatemaltecas y que profesaba a la verdadera causa liberal y federalista su más grande pasión. Página 38


PARTE II



Dos mil hombres marchaban conmigo hacia Guatemala, dos mil hombres cuya columna de polvo ennegrecía los ceibas, atragantaba la luz y dictaba silencios en el valle y la montaña, dos mil hombres balanceándose entre los pesos del miedo y la gloria, dos mil hombres solos con la esperanza de su propio corazón.

Dos mil hombres que donde penetraban hacían enmudecer la floresta con el trasegar de sus mochilas, damajuanas y bolsones, o que deslumbraban los congojó los quetzales con el brillo de sus afilados machetes y atragantes. Dos mil trashumantes conjuntados bajo la bandera de un sueño colectivo y su sueño personal:la fama o el pillaje, la bonanza de un puesto público la libertad, el arrojo por dominar la gran Guatemala o el engaño del suicidio con que el despecho amoroso empuja a los hombres en brazos de la muerte. Dos mil alucinados desfilando ante la luna y el sol. Página 39

También en esos días la Madre Santa Teresa de Jesús asomó a la capilla de convento cada tarde para mostrar a los asustados devotos unas cartas que dios le había manifestado y en las que horrorizado por el peligro que se cernía sobre Guatemala con el pronto arribo de los liberales, derramaría tristezas y males cuento entre los capitalismos si no se disponían pronto a defender el sacro territorio de su amado pueblo. Página 40


Dediqué desde ese momento diversos esfuerzos a evitar que se continuara derramando sangre centroamericana y facilité que el ministro de los Países Bajos organizara en Abril pláticas de paz. Además la viruela maligna, de la que no encontrábamos vacuna, empezaba a emponzoñar nuestro ejército Aliado Protector de la Ley y había peligro de que las tropas se disolviesen retornara a el Salvador. Página 41

Había concluido mi Presidencia Federal. Reconozco que entonces sí deseaba continuar en el poder pues aún faltaba coronar la extensa cadena de reformas que había iniciado para tornar moderna a Centroamérica y elevarla a su sitio merecido en el concierto de las naciones. Pero en la colección realizada por pueblo decidió aclamar victorioso a José Ce cilio del Baile y me disponía a olvidar los azares del gobierno, seguro de que con el genio del Valle el progreso de la libertad se robustecería en vez de apagarse, cuando este gran hombre  centroamericano sino americano, y quien en diversas ocasiones me prestó el auxilio de sus luces, falleció sin poder asumir sus elevadas funciones.

El Congreso liberal  procedió entonces a repetir el ejercicio del sufragio en la República y Fortuna, otra vez, me sonrió en Febrero de 1835. Ahora sí, pensaba,profundizaríamos los cambios y la transformación. En este segundo esfuerzo el salto tendría que ser ambicioso y hondo. Página 50



En el camino a aquella ciudad fui reflexionando, mientras procuraba apartar el viento la llama del yesquero y encender un cigarro, que entre los peligros a que me había visto sometido en la vida el más grande era el que acababa de superar en Guatemala. No me refiero a la presencia de Carrera, pues en una u otra forma mis oficiales estaban desempeñando su trabajo pacificador, sino a las arenas movibles, al tremedal de halagos con que los conservadores y muchos liberales me habían tentado en la ciudad. Página 56



Entretanto ocurrían otros hechos extraordinarios. Sabidos de que mi segundo período en el mando estaba llegando a su final, los gobiernos de Honduras Nicaragua y Costa Rica se apoyaron en una declaración del último Congreso Federal, desoyeron el compromiso a sufragios que establecía la Constitución vigente y declararon sus intenciones de disolver el pacto de unión federal. Altos de Guatemala se había declarado nuevo Estado, pues deseaba romper el sumo número de representantes que correspondía sólo a la capital en las votaciones del Congreso. Carrera aceptó pacificarse y deponer las armas mediante un convenio especial acordado en El Ornitorrinco, pero nunca lo cumplió. Página 58



PARTE III



Una casa no es un hogar... Desde hace tantos años, desde que me sumergí en el espejismo de la política y los afanes de la República tenemos una casa.Nuestra residencia en San Salvador es una hermosa colección de placas narrativas, de espadas, cartas y murmullos de ausencia, y en sus pasillos de barro Cocido y muros de adobe son más frecuentes las discusiones de los ministros que las del amor,Nuestros sueños hace tiempo están encadenados al destino de la República y han dejado de volar, sujetos al peso de la firma de decretos, audiencias solicitadas,fabulaciones de presupuestos y conferencias con generales y plenipotenciarios.Se ha vuelto como una rutina el afecto y sin embargo no es que haya desaparecido, marchito y descuidado, sino que lo ha cubierto como la pátina que compaña los espejos, tras cuyo reflejo nos miramos cual empantanados entre la amenaza del dolor. Página 59



Lo llamo pesadumbre, y es lo que me inspira a hablar así. Porque en verdad lo que acabo de decir no es cierto: hay entre ella y yo un como compás de espera,como el conocimiento cierto de que el hombre se halla lejos sólo porque anda sembrando, porque está construyendo, y que la edificación de la sorpresa tendrá halagos más gratos que la agonía de la nostalgia, No ha habido oportunidad honrosa en que no sea ella la primera a quien comunicárselo: mis folios-que ya queman en el cuartel de Costa Rica en esta noche de odio-le relatan que en la amenaza a mi vida el último de mis posibles pensamientos estaba dedicado a ella. Página 60



En Febrero de 1840 estábamos preparados. Habíamos logrado reunir una significativa fortuna para a pertrechar un ejército de salvadoreños, Curaren es y exiguas que, no siendo numeroso, fuera en cambio cuidadosamente selecto y profesional. María Josefa aportó algunos de sus fondos provenientes de Coma-yagua. Los liberales de San Salvador hicieron discretas colectas, el estado proyecto  sus mejores oficiales y adecuado armamento. Se estableció inteligencias con los patriotas de Guatemala a fin de que adelantándose a nuestra partida a cumularan fuerzas, apalabraran soldados, estuvieran prestos para no dormir en-a mañana de la libertad. Su respuesta fue emocionante y significativa: creían poder levantar en aquella ciudad, en Antigua y Quetzaltenango, a gran parte del pueblo, humillado y herido como estaba por los serviles, mayormente ahora que Carrera se había anexado el Estado de Los Altos. Página 69


En las calles vecinas a la plaza central los tiradores del enemigo asomaban tras los tapiales, disparaban y se ocultaban a cargar, uno tras otro, toda la tarde. Nuestros fabricantes de cartuchos trabajaban sin cesar pero aun así tuve temor de que no alcanzaran a proveernos oportunamente al ponerse el sol cesaron los gritos con que nos insultaban: "guanacos pirulos, entreguen al hereje de Morazán! ¡Viva la religión! ¡Andarse, nosotros defendemos a dios y sus santos!"... Después se apaciguaron las banderas de los carreristas-rojinegras, una calavera y la inscripción ¡Muerte a los liberales!,en el medio- y cayó un extraño silencio sobre la ciudad. Los sitiadores hacían alto al combate para rezar la Salve Regina. Pagina 71



El veintisiete de Marzo, tras contar y dar contramarchas para confundir nuestros perseguidores, entramos de nuevo en San Salvador, fuente de aquella esperanza. Marchamos por sus calles en silencio, con los brazos vacíos: hoy no volvíamos adornados con troncos de banderas rivales. Sobre nuestras frentero anidaban laureles. Las mismas bestias que montábamos parcial advertirlo:su paso era moroso y tardo, sin el instinto del brío triunfal que quizás había vibrado en la sangre de sus antepasados. Página 72



PARTE IV


Está tan próximo el momento postrero, tan inmutable que ya no soy el dueño de mi voluntad. Casi todas mis funciones se han detenido y lo único que pervive dentro de mi es la memoria. Han sido tres espaciosos,eternizados minutos los necesarios para cerrar la página final, poner término a la idea y el movimiento, clausurar para siempre ciencias, estéticas y filosofías o para despedirme de la compañía del dolor. Página 75


Destruyeron al hombre Morazán, es cierto, pero ha muerto Morazán?Acribillado ese corazón que ya no late, o esos brazos que jamás levantarán triunfantes banderas, de verdad ha perecido Morazán? Se mata una idea? Yo soy sólo ya el depósito de inicio, un agitado puño de electricidad alojado en el cerebro para concluir ordenadamente el cierre de las moléculas finales. La naturaleza ostenta un paso imperturbable. I lay silencio mortal en los laterales de mi cráneo, no vive en ellos un rasgo de recuerdo, una sombra, un puntillazo del sol. Todas mis funciones han terminado. Un poco atrás van encajándose los portillos últimos de la realidad y mi conciencia se atrinchera en su postrero reducto: los esfuerzos han sido agotados, los intentos de permanecer fracasaron. Página 76

El suceso no era aislado. Durante muchos años los ingleses habían ocupado ilegalmente-por su interés en el canal oceánico -los territorios atlánticos dela patria, y aquella usurpación había venido ahora a consagrarse con la erección de un reino de fantoche que aspiraba a gobernar toda la costa. Los británicos,que por largo tiempo habían mostrado simpatías a los conservadores, a diferencia del afecto que Estados Unidos liberales, creían obtener con la independencia del reino Mosco un derecho que los siglos y la ley internacional jamás les habían otorgado. Página 80



A las cuatro de la madrugada del catorce, y tras pelear ininterrumpida durante ochenta horas, aprovechamos un copioso aguacero que descendía sobre la ciudad y lanza ando nuestra caballería adelante al mando de Cabañas cortamos la línea de los sitiadores, sorprendiéndolos cuando se balanceaban entre el sueño y la humedad. Rápidamente apartamos troncos, carretas y obstáculos colocados frente al portón y emergimos hacia la noche bajo los primeros tiros que nos lanzaban desde los edificios contiguos los amotinados y en rumbamos a Cartageneras de vergüenza-en busca del camino hacia Atina y Puntarenas donde se hallaba Saget. Página 87



Y ya fuera por nuestras prisiones o por mi sencillez mi dignidad, ninguna de aquellas estatuas de sal nos injurió y sólo al pasar, custodiados por la tropa, iban cerrándose por detrás convergiendo en forma natural hacia su curiosidad y su azoro, como si comprendieran que en ese instante supremo las retrataba para siempre el ojo infalible de la historia, o como si los infectara un sentimiento de culpabilidad que lucharían por arrancarse denigrándose permanentemente durante los próximos doscientos años. Página 93



Recosté mi frente sobre la pared, aspiré con una delicia postrera su excitante olor a germen y humedad. Tras los tapiales estallaban su amarillo plumaje de luz las rosas, trizaban el aire las golondrinas o entonaban su arrullo gutural las palomas de la catedral. Este suceso que me acontecía era sólo una prueba más, el póstumo desafío, la beligerancia del cansado reto. Todas mis batallas serían inútiles si habían carecido del verdadero don de la ilusión: reencontrar mi rostro entre los sanguinolentos rostros de mis enemigos, auscultar en el brillo juvenil de los ojos de María Josefa la pasión que debía encender los míos, ver en los niños vigilantes de las veredas de Centroamérica mi propia juventud, descubrir en las salinas arrugas de los viejos mi personal trayecto hacia la oscuridad...Página 94


  • Recordé que el tres de Octubre cumpliría cincuenta años y que no los habría de celebrar.
  • Recordé que estando los serviles de siempre en el gobierno de Honduras, podrían robar a María Josefa sus propiedades dejándola en la más abyecta pobreza. 
  • Recordé que el hombre sólo es un puñado de carne en torno a un ideal. 
  • Recordé que el afecto no muere, no puede morir. 
  • Recordé, viendo el  aliento de mi hijo manchar mi testamento, que ninguna revolución existe si no es en la juventud, donde renace, perece y vuelve a nacer.
  • Recordé con humildad que no había tenido la ciencia de Valle o el coraje inocente de Cabañas pero que me había sobrado la voluntad de la unión y del Recordé que las ideas libertarias siempre alumbran, como el sol. 
  • Recordé que a los hombres no se les mata como bestias sin juicio previo y sin defensa.
  • Recordé la dulce venganza del perdón. 
  • Cerré el pliego y lo entregué al Juez de Primera Instancia.
    Casi de inmediato vi a cien generaciones leyendo erróneamente mi testamento con avidez. 
  • Mi legado ha sido toda mi vida, no sólo un pedazo de papel.
  • El hilo de plata se ha roto. Asciendo a batallar desde la historia.Página 95



  ANÁLISIS

Francisco Morazan  se expresos de la siguiente manera y es que el nos decía en su legado:

“No he merecido la muerte, porque no he cometido más faltas que dar libertad a Costa Rica y procurar la paz en la república. Mi amor en Centroamérica muere con migo, doy un llamado a la juventud a dejar la vida por su país, así como yo la dejo con sentimientos por quedar anarquizado y deseo que imiten mis ejemplos de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente se encuentra”. Del testamento del General Francisco Morazán (15 de septiembre de 1842) 

Francisco Morazán a pesar de ser un militar, era una persona culta, y es recordado por su valor, entrega y principalmente por todo lo que dejo a raíz de lo largo de toda su vida. “Los rehenes que los enemigos tienen en su poder son para mi sagrados y hablan vehemente a mi corazón, pero yo soy el jefe de estado y mi deber es atacar, pasare sobre los cadáveres de mis hijos, haré escarmentar a mis enemigos y no sobreviviré un solo instante a tan escandaloso atentado” 

 Lastimosamente la vida de este icono centroamericano, acabo en Costa Rica, lugar donde fue derrotado por las fuerzas conservadoras. La cual ellos no querían una sola nación centroamericana. Uno de los principales objetivos que tenía Francisco Morazán con la unión de toda Centroamérica, era consolidar un sistema económico capaz de generar mayores riquezas y sostener el desarrollo de la región, la cual ya estaba casi olvidada. “La fortuna jamás protege a los que huyen de los peligros de la guerra para poder disfrutar de las ventajas del triunfo”. “Jamás se pueden hacer obras con hombres forzados” 




PREGUNTAS
1.¿Cuáles son los valores que representa Francisco Morazan?

Honradez
Disciplina
Lealtad
Amor a su Patria
Valentía
Coraje

2. ¿En donde se llevo acabo la batalla del Espíritu Santo?

En El Salvador el 06 de Abril de 1839.

3. ¿Que cargo tenia Dionisio de Herrera?

Fue el único Hondureño electo a la presidencia de El Salvador y Nicaragua y Honduras.

4.¿Que hizo Bartolome de las Casas?

Presento ante la corte real su solicitud para que no solo el alma, si no el cuerpo, los monarcas protegieran y salvaguardaran del Indio Americano.

5.¿ En que barrios quedo atrapado el aire de la Colonia?

En la colonia del Berrinche y Montaña del Picacho.






 
 
 
 

 







 







           

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